jueves, 16 de junio de 2011

La meditación de práctica reflexiva y consciente podría aliviar el síndrome del intestino irritable



Un estudio encontró que los síntomas se reducían mucho más con la meditación que con la terapia.


LUNES, 9 de mayo (HealthDay News/HolaDoctor) -- Una sencilla técnica de meditación pueda ayudar a aliviar el tormento que sufren los pacientes de una enfermedad intestinal crónica, según un estudio reciente.

La investigación, llevada a cabo en la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill, encontró que las mujeres con síndrome del intestino irritable que practicaban la "meditación de práctica reflexiva y consciente" (mindful) tenían una reducción en los síntomas de 38 por ciento, sobrepasando con creces la reducción de casi doce por ciento de las mujeres que participaban en un grupo de respaldo tradicional.

Además, la meditación ayudó a reducir la angustia psicológica y mejoró la calidad de vida, según encontró el estudio.

Uno de los autores del estudio dijo que la práctica, que se basa en una técnica budista de meditación, "faculta" a los pacientes a manejar una enfermedad que es difícil de tratar.

"Tratar el SII [síndrome del intestino irritable] no es fácil, incluso con los mejores métodos médicos estándares", señaló Olafur Palsson, coautor del estudio, profesor asociado, psicólogo clínico e investigador del departamento de gastroenterología de la universidad. "Es crónico, y con el tiempo, es difícil de tratar porque es complejo".

La meditación de práctica reflexiva y consciente ayuda a los practicantes a relajarse al enfocarse en el momento, prestar atención a la respiración, el cuerpo y los pensamientos a medida que ocurren, sin realizar juicios.

"Es una forma distinta de usar la mente y ser consciente", explicó Palsson. Anotó que más de doscientos hospitales de todo el país ofrecen el programa de capacitación en meditación de práctica reflexiva y consciente.

El aprendizaje de esta técnica conlleva disciplina, pero "luego de un tiempo, se vuelve algo natural", comentó Palsson. Añadió que "no se trata de un tratamiento clínico, es algo más educativo".

Los hallazgos debían ser presentados el sábado durante la reunión de la Semana de las Enfermedades Digestivas en Chicago. La investigación presentada en reuniones médicas debe considerarse como preliminar, dado que no se ha sometido al escrutinio típico de la publicación en revistas médicas. Además, el número de participantes del estudio fue pequeño, y los hallazgos deben ser confirmados por estudios de mayor tamaño.

El síndrome del intestino irritable es una enfermedad crónica común que puede comenzar desde la adolescencia y convertirse en una afección de por vida. Entre los síntomas se encuentran dolor abdominal, calambres, diarrea y estreñimiento. Los casos pueden ir de leves a graves. Difiere de la enfermedad intestinal inflamatoria, una afección más grave con un nombre similar.

En Estados Unidos, la enfermedad es más común en las mujeres, y alrededor de una de cada seis personas sufre de la afección, según los Institutos Nacionales de Salud. Se cree que surge de una predisposición genética y que es desencadenada por el estrés, una infección gastrointestinal o la cirugía gastrointestinal.

Entre los tratamientos se encuentran fármacos antiespasmódicos para relajar el colon, y medicamentos para reducir el estreñimiento y la diarrea. Se aconseja a los pacientes evitar bebidas y comidas que estimulen los intestinos, como el alcohol, las bebidas con cafeína, algunos granos, el chocolate y la leche.

Pero la enfermedad varía de una persona a otra, y un solo régimen no ayuda a todos, según las autoridades de salud.

Para el estudio, 75 mujeres de 19 a 71 años de edad, con una edad promedio de casi 43, se dividieron al azar en dos grupos. Un grupo participó en una sesión de entrenamiento en meditación de práctica reflexiva y consciente, y el otro en un grupo de apoyo tradicional, ambos con una duración de ocho semanas.

Los grupos calificaron por adelantado el beneficio potencial o "credibilidad" de los tratamientos de forma más o menos igual, según el estudio.

Pero al final de las ocho semanas, el grupo de meditación presentó una reducción de 26.4 por ciento en la "gravedad general de los síntomas", frente a una reducción del 6.2 por ciento en el grupo de apoyo. Para el final de los tres meses, la disparidad persistía ya que la mejora aumentó a una reducción del 38.2 por ciento en los síntomas para el grupo de meditación, frente a una reducción de 11.8 por ciento en el grupo de terapia, encontró el estudio.

Los autores del estudio también anotaron que la meditación de práctica reflexiva y consciente es barata y está ampliamente disponible.

Una experta elogió los resultados de la investigación como originales y potentes.

"Es una muestra pequeña, pero me impresionó. Hacer esto con tratamientos que no están bien definidos no es fácil", afirmó la Dra. Albena Halpert, gastroenteróloga y profesora asistente de medicina de la Facultad de medicina de la Universidad de Boston. "Otros estudios han observado las opciones de tratamiento psicológico, pero este es el primero que estudió la práctica reflexiva y consciente, y los resultados son robustos".

Halpert apuntó que le sorprendió que ambos grupos calificaran el beneficio potencial de la opción de tratamiento que iban a recibir por igual.

"Se puede considerar un efecto placebo o cualquier cosa, pero para que el tratamiento funcione hay que creer en él", dijo Halpert. "Es interesante que la gente pensara que [el tratamiento en práctica reflexiva y consciente] tendría el mismo beneficio que el grupo de apoyo".

Artículo por HealthDay, traducido por Hispanicare
FUENTES: Olafur Palsson, Psy.D., clinical psychologist, research and associate professor, Division of Gastroenterology, University of North Carolina School of Medicine, Chapel Hill, N.C.; Albena Halpert, gastroenterologist, assistant professor, Boston University Medical School, Boston; May 7, 2011, presentation, Digestive Disease Week, Chicago

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